Santander, el hogar del pájaro negro

 Tras el concierto de presentación en Oviedo, preparamos una estupenda lasagna de guitarras y amplis en la furgoneta, y nos pusimos en ruta hacia Sopelana.
Llegamos a la Triangu con el tiempo justo para montar el equipo, probar sonido y degustar la cerveza local.
Y digo degustar porque salimos con tal subidón de adrenalina tras un concierto tan redondo y fluído, que las siguientes bebidas espirituosas las engullimos directamente.
Era la primera vez que jugábamos fuera de casa y no sabíamos como iban a salir las cosas, pero al final comprobamos que la música ignora las fronteras. Muy buena gente la que lleva la Sala Triangu, un público entregado a la causa y una sensación tan placentera, que al día siguiente del concierto, ya habíamos cerrado otra fecha para Mayo.

 Después de unas semanas de descanso (y ahora llamamos descanso a ir a trabajar), La Reina se volvió a montar en su carruaje para aterrizar en Santander.
Nos esperaba una sala que en poco tiempo, ha alcanzado el olimpo de las salas míticas donde quieres tocar sí o sí. The Black Bird, el nido de los rockeros cántabros.

Compartíamos escenario con otra banda emergente, Complejo de Edipo, que acababan de arrasar en el Certamen de Música Joven de Santander.
Después de disfrutar de su directo demoledor, nos subimos al escenario con ganas de disfrutar haciendo lo que mejor se nos da, teletransportarnos hasta el sur de EEUU con la música como medio de transporte.
En resumen, uno de los mejores conciertos que hemos dado hasta la fecha. Muchos discos vendidos, lo que para nosotros ya es una vara de medir de cómo nos han salido las cosas.
Tras un "With a little help of my friends" apoteósico, conocimos a un par de personas que creen tanto en el rock como el mismísimo dios Lemmy, y es que aquellos pájaros eran de altos vuelos.
Y como era la noche perfecta para conocer a grandes personas, apareció en nuestro camino Saúl Quintanilla, el que a partir de esa noche sería nuestro fotógrafo oficial (de él son estas fotografías).
Prometemos volver, ya sea para tocar o para darle continuación a una noche memorable.

Al día siguiente, madrugón para ir corriendo a una entrevista en la radio, de la que, a pesar de unas resacas del tamaño de Cuenca, salimos medianamente airosos. Keep on rockin'!!

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